Ufff, por fin se acabaron las sonrisas forzadas, las serpentinas y los buenos propósitos.
[Nota mental: "Me tengo que acostumbrar a las navidulis, esa época que siempre me sorprende distraída y que quiera o no cada final de año se me atraganta... como los polvorones.".]
Por ahora se acabaron las estridentes cancioncitas y el color dorado que todo lo envuelve en una esfera cínica. Es momento de sacar las botellas de champán para celebrar que ha llegado la realidad.
Me gusta enfrentarme de nuevo a esa cuadrícula de doce hojas y 52 filas. Ojala rellenemos esos 365 cuadraditos de recuerdos -de esos que arrancan una sonrisa-.
Quiero sentirme viva cada día.
Y a los que están ahí y dan sentido a mi vida... sólo decirles algo: no vamos a permitir que nuestra relación dependa del tiempo y del espacio. Superemos el espacio y nos quedará el aquí. Obviemos el tiempo y tendremos el ahora. Y... entre el aquí y el ahora, ¿no creéis que podemos vernos un par de veces?
¡Feliz dos Mil once!
...hola Sra. justo aquí, ahora, te mando un fuerte abrazo y te deseo una feliz "nonavidad"...
ResponderEliminaresto me suena a Alicia...
eso si... una sonrisa, una gran sonrisa...
esto me suena aún más a Alicia...
Aaaaah!!!!!! ¿¿¿¿??????
ResponderEliminarJo, estamos en el dos mil once, pero aún no soy una señora!!!
Por otra parte... ¿Alicia? ¿quién es Alicia? (Nunca he visitado el País de las Maravillas... así que ni idea :S )
Peeeeeeero, pese a la confusión con la que recibo tus comentarios... la ilusión de recibir una sonrisa grandota.... ¡¡me arranca otra igual de grande a mí!
Gracias