
De repente, obligada a adaptar mi paso al de una cosechadora, pude observar con sorpresa la cotidianidad de los paisajes de mi día a día. Pude admirar todo aquello que me limito a mirar.
Debiéramos evitar que la velocidad que todo lo envuelve borre los matices de pequeñas cosas sin aparente importancia... que determinan en gran medida una amplia sonrisa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario