
Hace un año que dí este salto al vacío...














que habitan aquella ciudad forman hoy parte de mí. 
s juguetes nuevos, así observo que nos pasa a los no tan niños.
nosotros un abanico de colores con el que dibujar imágenes inimaginables. 




Un día cualquiera, no importa en qué instante... suena la melodía de una cabina telefónica en la calle. Podría ser el inicio de una truculenta novela, pero es algo que ocurre a diario en nuestras vidas. Cuando esto sucede hay dos tipos de personas. Las que cojen, sin dudar, el teléfono. Aventurándose. Dejando hueco a la improvisación. Y las que pasan de largo, sin prestarse a sobresaltos.
Preparo la paleta, los pinceles, la pintura... todo para dar color al blanco lienzo de invierno. 


¿Qué???!! Contadme, ¿cómo os habéis sentido?
No sé si os habéis dado cuenta........ pero eso es lo que hacemos día a día... ser preciosas marionetas.... 
Es triste, pero cierto. A todas horas, por medio de estrategias muy cuidadas... somos incitados a hacer lo que hacemos. La publicidad es un buen ejemplo, pero muy evidente. Hay demasiadas formas implícitas que descubriríamos si miramos de forma más profunda... creedme.
Los ojos de los demás y sus acusadores dedos índices, sus cejas levantadas al vernos romper "las normas" o el verlos llevarse la mano a la boca como consecuencia de un acto esporádico de "rebeldía" son los encargados de recordarnos que todo será más fácil si hacemos lo que tenemos que hacer.
No sé hasta donde llegaríamos sin cortamos esos malditos hilos sujetos por manos controladoras... quizás tropezáramos con múltiples regañinas por parte de aquellos que siguen siendo marionetas... pero ¿y el placer de ser lo que nos salga de dentro?
Estamos demasiado acostumbrados a seguir los preceptos marcados... Dejemos de ser impasibles contempladores de fenómenos.
Movamos nuestros hilos o cortémoslos de una vez por todas!!!
Os invito a andar al ritmo que marque vuestro más profundo ser... el camino promete ser interesante...



Llegan esos días del año en que hemos de reírnos de la realidad... disfrazándola de humor. Dar color al frío de febrero...


nO me gustan las etiquetas... es más, las odio.
Es más interesante cruzarte con gente y conocerla que creer que la conoces por el pedacito de cartón que la describe.
En muchas ocasiones tratando de poner nombre a las cosas pisoteamos su esencia.
A veces no se puede decir con palabras... o ceñirse a la información de una etiqueta hace que se pierda mucha información...
Además, restan emoción. Imaginaos que a lo largo del día a día supiéramos, por ese trocito de cartón, lo que nos esperaba al otro lado de la aventura: "libro con final feliz", "examen difícil", "hombre del que te vas a enamorar", "helado de turrón, no te va a gustar", "día gris", "vacaciones raras y con poco sol"....... no0, no puede ser!!! Prefiero ir descubriendo las cosas por mi misma, además... ¿Quién le ha dicho a esa etiqueta que esa peli iba a ser mala o que aquella persona es de tal forma? Lo siento, no me lean el resumen, quiero experimentar cada cosa...

